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[ES] Mapeo de fondos para la justicia racial: un imperativo político

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Por Ana María Enríquez, Directora Ejecutiva de HRFN, y Kellea Miller, PhD, Subdirectora de HRFN


Desde 2010, Human Rights Funders Network (HRFN) y Candid han colaborado en una investigación que mapea los fondos para los derechos humanos a nivel mundial. Nuestro análisis ofrece una base de evidencia para entender y fortalecer la forma en que se conceden recursos para el cambio social.

En este tiempo, hemos cometido una omisión crasa: nuestra investigación no ha capturado los fondos relacionados con la raza o el origen étnico, a pesar de un trabajo de derechos humanos significativo y global en esta área.

Aunque a continuación explicaremos en más detalle lo que esto ha significado y cómo lo estamos atendiendo, primero tenemos que reconocer y dar cara por el impacto. No hemos cumplido con el potencial de HRFN para contribuir a una respuesta filantrópica mejor coordinada ante el racismo sistémico y la desigualdad. Y hemos aumentado la invisibilidad de quienes trabajan por la justicia racial, la liberación Negra y la equidad con base en identidades étnicas y raciales. Estamos cambiando nuestro análisis y nuestras prácticas para ser completamente responsables ante los movimientos de justicia racial.

Entender las categorías de las “poblaciones”

Por más de una década, nuestra investigación anual, Advancing Human Rights (Promover los derechos humanos), ha mapeado las tendencias en el financiamiento de los derechos humanos, desglosando los fondos en tres categorías principales: causas, estrategias y poblaciones. Estas categorías surgieron de la extensa taxonomía que Candid ha creado a lo largo de los años –basada en datos de más de 17 millones de apoyos– que hemos adaptado juntes para capturar el trabajo relacionado con los derechos humanos.

Usamos un lente de poblaciones para preguntar de quiénes eran los derechos que buscaba proteger o promover un apoyo en específico. En nuestra última investigación anual, registramos ocho categorías de distintas poblaciones: 1) niñes y jóvenes; 2) defensores de los derechos humanos; 3) pueblos Indígenas; 4) LGBTQI; 5) migrantes y refugiades; 6) personas con discapacidades o diversidad funcional; 7) trabajadores sexuales; y 8) mujeres y niñas. Varias categorías, como les defensores de los derechos humanos y trabajadores sexuales, han sido añadidas en el transcurso de los años para responder mejor al campo de los derechos humanos.1

Nuestra categorización de “poblaciones” no refleja la complejidad de las experiencias de identidad. Tampoco nos dice quién dirige el trabajo. Estas son limitaciones de los datos, autoreportados por financiadores o recopilados por medio de declaraciones de impuestos e intercambios metodológicos para asumir una estrategia transversal global.2

Con eso dicho, por mucho tiempo nuestra investigación ha ofrecido el panorama más abarcador del financiamiento de los derechos humanos. Examinar de cerca los años y las áreas ilumina tendencias, ayuda a descubrir brechas e invita comparaciones dentro del campo. Por ejemplo, nuestros hallazgos han sido herramientas útiles para abogar por más fondos para los derechos de diversidad funcional 3 e identificar las formas en que los movimientos feministas pueden apoyarse más efectivamente.

Los registros de raza e identidad étnica

Nuestra investigación busca mostrar el panorama más amplio de los fondos en el campo de los derechos humanos. Sin raza e identidad étnica, este panorama está incompleto. Y, aunque es imposible de justificar, esta omisión ha surgido, en parte, de una genuina preocupación en cuanto a lo que podemos medir adecuadamente. Aunque centramos la justicia racial y una estrategia decolonizadora en todo nuestro trabajo en HRFN, sabemos que tenemos que hacerlo mejor –tanto en nuestro propio análisis como en lo que le exigimos al campo en general–.

Las limitaciones de los datos sobre grupos raciales o identidades étnicas son mucho mayores que en otras áreas. Como escribe Anna Koob, directora de Estándares de Investigación de Candid, “Hay muchas estrategias metodológicas distintas que se pueden considerar al momento de analizar los datos de los apoyos para la justicia racial y las comunidades de color, pero es justo decir que resultan en la misma conclusión: una concesión de fondos sin conciencia racial predomina en la filantropía”. Aun en Estados Unidos, donde Candid ha registrado la explosión de compromisos para el financiamiento de la justicia racial en el último año, los datos son inconclusos y difíciles de analizar. Hay dos factores decisivos. Primero, les financiadores reportan menos especificidad sobre los fondos para grupos étnicos y raciales que para otras poblaciones, como pueblos Indígenas o mujeres y niñas4. Segundo, les financiadores no están reportando nada en esta área porque sus apoyos se hacen sin considerar la raza y la identidad étnica explícitamente. Para los derechos humanos, esta estrategia “sin conciencia racial” es profundamente problemática y refleja las historias de poder y raza que han sido ampliamente criticadas, tanto dentro como fuera de la filantropía.

Nuestra investigación de los derechos humanos también enfrenta la complicación de internalizar una categoría que varía a través de contextos globales. Por ejemplo, ¿cómo codificamos las comunidades Negras en países o continentes que tienen poblaciones mayormente Negras? ¿Qué se considera un apoyo que aborda la justicia racial en América Latina versus Europa del Este y Asia Central? ¿Y hasta dónde podemos crear una taxonomía consistente con los datos disponibles para reflejar adecuadamente lo que sabemos: que movimientos sociales diferentes y poderosos están luchando por derechos relacionados con la raza y la identidad étnica alrededor del mundo entero?

En conversaciones sobre cómo incluir la raza y la identidad étnica en nuestra investigación, nos ha preocupado profundamente usar una brocha demasiado amplia o presentar un análisis que sea demasiado específico a un contexto en particular con el propósito de representar un trabajo que se hace a nivel mundial.

Pero estos son retos que tenemos que atender. Para nosotres, incluir esta categoría es un imperativo político. Aunque mucho más tarde de lo que nos hubiera gustado, esperamos que los datos que recopilamos puedan contribuir a un ecosistema de financiamiento más robusto que pueda responder mejor y ser más sensible, particularmente a medida que les financiadores hacen compromisos sin precedentes con la justicia racial.

Una estrategia nueva

Mientras HRFN trabaja hacia la visión de una filantropía justa y abierta, hemos compartido una cantidad significativa de tiempo con nuestres pares y colegas de investigación para registrar creativamente la concesión de fondos en relación con la raza y la identidad étnica. Lo que se presenta en nuestro análisis actual, Advancing Human Rights, es un primer paso, sobre el cual aceptamos retroalimentación y comentarios.

Comenzando con la investigación de este año, Candid y HRFN han introducido a nuestro análisis la población de “grupos raciales y étnicos”, para ayudarnos a entender el ámbito de estos importantes recursos. Hemos construido una taxonomía nueva para identificar a personas de ascendencia africana, asiática, latinoamericana y del Oriente Medio, fuera de los contextos de las mayorías, y hemos hecho todo lo posible por refinar nuestros códigos para capturar adecuadamente apoyos para grupos raciales y étnicos.

Por ejemplo, aunque la mayoría de los apoyos destinados al beneficio de África subsahariana beneficiarían a personas de ascendencia africana, no los incluimos todos como apoyos a “grupos raciales y étnicos”. En lugar de eso, incluimos apoyos donde raza o etnia, o identidades raciales y étnicas, son un enfoque explícito de los fondos –por ejemplo, un apoyo para prestar servicios legales a mujeres masáis migrantes en Tanzania–. Los fondos para comunidades afrodescendientes en América Latina también se considerarían en esta categoría, al igual que organizar en apoyo a las vidas Negras en Estados Unidos.5

Es importante recalcar que los derechos Indígenas están representados en una categoría aparte, en la que les finaciadores identifican a la población como Indígena, o les financiadores o las copartes tienen un enfoque específico en comunidades Indígenas. Extraordinariamente, encontramos poca superposición en estas categorías: se identificaron apenas tres apoyos en beneficio de grupos Indígenas y otras comunidades raciales y étnicas. Esto sugiere que se necesitan registros más adecuados de parte de les financiadores y códigos más fuertes para los apoyos de nuestra parte.

Los resultados de introducir esta categoría de poblaciones son reveladores: En 2018, con $893 millones y 4.911 apoyos, se nombraron grupos raciales y étnicos como beneficiarios de más apoyos y dólares destinados al área de los derechos humanos que cualquier otra categoría en nuestros registros.

De los apoyos que especificaron a una población (dos tercios de los datos recopilados), 39% caen bajo esta categoría, seguidos por 33% en apoyos que nombraron a mujeres y niñas. De la cantidad total de  apoyos, 24% incluyeron un enfoque explícito en grupos raciales y étnicos, nuevamente seguidos por mujeres y niñas a un 20%.

Estos datos nos dicen cómo se veía el financiamiento en 2018. Con ellos, tenemos una valiosa línea base para observar los cambios en los últimos dos años de movilización por la justicia racial. Sin ellos, no hubiéramos podido contribuir a esta importante conversación de derechos humanos.

Fondos de fundaciones para los
derechos humanos por población6
$ total % del $ total % del $ con poblaciones específicas # de apoyos
Grupos étnicos y raciales $893 M 24% 39% 4.911
Mujeres y niñas $752 M 20% 33% 6.439
Niñes y jóvenes $715 M 19% 31% 4.971
Migrantes y refugiades $445 M 12% 20% 3.293
Pueblos Indígenas $188 M 5% 8% 1.702
LGBTQI $110 M 3% 5% 1.625
Personas con discapacidades o diversidad funcional $62 M 2% 3% 934
Defensores de derechos humanos $34 M 1% 1% 574
Trabajadores sexuales $5 M 0.1% 0.2% 153

El camino adelante

En HRFN, vemos los datos no solo como información, sino como poder. Seguimos reflexionando sobre cómo nuestra política puede y debe alinearse con la política y la práctica de los derechos humanos –y genuinamente queremos recibir crítica constructiva y opiniones en este proceso de aprendizaje–. Estamos haciendo trabajo antirracista internamente, dentro de nuestra organización y con redes de pares. Estamos colaborando con financiadores y organizaciones de justicia racial para traer un lente antirracista y decolonial a toda nuestra programación y estamos creando definiciones comunes en un contexto global. Y también estamos creando contenido nuevo, como nuestra Global Solidarity Series (Serie de Solidaridad Global), con pares.

También estamos tomando acción en cuanto a cómo registramos y compartimos datos. No queremos quedarnos solo en la categoría de “raza e identidad étnica”, sino profundizar en cuanto a qué pueden (y qué no pueden) decirnos los datos. Por ejemplo, estamos colaborando actualmente con Black Feminist Fund para analizar la concesión de fondos para organizar con un lente feminista Negro –encontrar dónde hacen falta reportes y recursos en las intersecciones de justicia racial y de género–.

Además, estamos buscando formas en las que nuestra investigación puede ayudar a mover el campo a una mejor rendición de cuentas. Los datos sobre grupos raciales y étnicos estarán disponibles por internet a partir del próximo año y serán parte de todos los futuros informes, para brindar datos robustos con transparencia y rendición de cuentas. Demostrar eso con datos es un comienzo; organizar por un cambio es un imperativo. En esta área apenas estamos comenzando e invitamos a que nos acompañen en el camino.

Por último, queremos declarar definitivamente: HRFN afirma movimientos sociales por las vidas Negras, defiende la justicia racial en todas las formas que se requieran en el mundo entero y sabe que las comunidades Negras, Indígenas, de castas oprimidas, de minorías religiosas y de personas de color son las que están a la vanguardia de los movimientos por los derechos humanos en todos los continentes. Estamos en un proceso de aprender y desaprender, junto con el campo más amplio de fondos para los derechos humanos. Esperamos que nuestros hallazgos puedan servir a estos movimientos sociales ahora y en un futuro.

Si te gustaría ser parte de futuras conversaciones relacionadas con la investigación de HRFN o la política y la práctica de la concesión de apoyos para la justicia racial, suscríbete a nuestro boletín. Si tienes preguntas sobre la investigación, escríbenos a AHR@hrfn.org.

[1] En nuestro Benchmark Report (Informe Referencial), incluimos una cantidad más amplia de poblaciones, incluso “minorías étnicas o raciales”, “víctimas de delitos y abuso” y “personas económicamente desventajadas”. Estas no estuvieron incluidas en nuestro continuo análisis regular.

[2] Para más información sobre nuestra metodología, véase Advancing Human Rights: Annual Global Review of Global Foundation Grantmaking, página 21.

[3] Véase The Advancing Human Rights Research: What Have We Learned?, páginas 10 y 12.

[4] Vemos retos similares cuando desagregamos los fondos entre comunidades LGBTQI. Aquí, reconocemos la importancia de un análisis más profundo específico a poblaciones en particular, como el informe anual, Global Resources Report: Government & Philanthropic Support for LGBTI Communities de Global Philanthropy Project and Funders for LGBTQ Issues, quienes asumen un nivel significativo de alcance con financiadores LGBTQI para desempacar tendencias dadas. Usar datos extensos y abarcadores del campo nos permite tener una visión abarcadora de los asuntos de derechos humanos, pero también resalta el reto de análisis amplios y áreas donde los reportes de les financiadores pueden ser más fuertes.

[5] En artículos separados más tarde este año, también estamos haciendo un análisis más profundo para organizar con un lente feminista y el liderazgo de personas Negras alrededor del mundo y la concesión de apoyos transversal (o interseccional), incluyendo atención a la justicia racial.

[6] Véase Advancing Human Rights: Annual Global Review of Global Foundation Grantmaking, página 15.

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